24 may 2014

Estrenando un "hide"

Especies
Egretta garzetta

Para poder tomar fotos decentes, aceptables, o incluso buenas, de aves, es imprescindible acercarse mucho, como ya hemos comprobado en los primeros posts.
Un teleobjetivo puede parecer muy grande y dar la impresión de que con él se puede fotografiar el ojo de un gorrión a 100 metros...
Pues no, los teles acercan, pero no tanto como piensa la mayoría de la gente, y desde luego, mucho menos que unos prismáticos buenos.
Estas ópticas no sólo necesitan acercar el objeto; además, y ahí está la dificultad, deben permitir que pase a su través la suficiente luz como para que el sensor de la cámara pueda captar la escena con el mínimo de nitidez exigible a una foto. Para ello se necesitan grandes lentes, perfectamente pulidas... Por eso son tan aparatosos, grandes, pesados... y carísimos los de gran calidad.

Bien, el caso es que tras comprobar esto,  se me hizo necesario hacerme de un sistema de ocultación. Y encontré una buena oferta de un "hide" portátil (que aquí llamamos "aguardo", por la caza), consistente en una silla desplegable sobre la que se cierra una especie de pequeña tienda de campaña (las varillas de ésta se encuentran unidas a la silla, de manera que todo el conjunto se cierra y ocupa muy poco y pesa menos).

El estreno tuvo que ser a las orillas de un embalse, el de los Canchales, donde hay una gran población de avifauna acuática y limícola.
Primer error del que aprender: si no hay vegetación en la orilla, el hide se ve mucho y los animales recelan, al menos en una primera ocasión. Por eso, no se acercaron mucho la mayoría de ellos.

Sólo un par de garcetas comunes (Egretta garzetta) se aproximaron un poco, sin prácticamente darse cuenta de que que estaba allí el hide. Una se fue enseguida, seguramente porque no le inspiró confianza, pero la otra debía tener hambre, porque se enfrascó en la pesca y no notó que me encontraba allí, haciendo click.
Estaba casi a contraluz, pero salieron algunas fotos, que si no son buenas, al menos ilustran sobre la captura y el posterior engullido de un pececillo.


Andando con cautela... mirando fijamente

Una vez localizada una presa, un rápido movimiento de cuello y cabeza y un certero golpe

Una vez capturado el pez, sólo queda tragarlo... y a por otro