Especies
Gyps fulvus
Siguiendo con los fantásticos momentos vividos en el hide de los carroñeros que visité recientemente, uno de ellos me resultó especialmente curioso e incluso simpático.
Ocurrió que entre peleas por la comida y aleteos, uno de los buitres leonados (Gyps fulvus) se apartó del grupo, dirigiéndose al hide y mirando fijamente hacia nosotros. Esto es algo que, aún sabiendo que no hay peligro (si los buitres hubieran sospechado nuestra presencia, lo que habrían hecho es huir en desbandada), impresiona un poco, pues se ve un animal grande (enorme cuando abre las alas) y con un pico muy poderoso.
Pero ese instante es mínimo y enseguida uno retoma el enfoque y el disparo.
Giraba la cabeza al oír los disparos de las cámaras, intentando identificar ese ruido o ver de dónde salía, a medida que se acercaba, intrigado.
Se acercó tanto que pude hacerle auténticos retratos, mientras miraba extrañado hacia nosotros, sin poder ver más que su propio reflejo en el cristal espía y oyendo los clicks de las cámaras, que le mantenían extrañado.
Así permaneció un rato, moviendo la cabeza para oír mejor esos ruidos tan extraños e intentar ver si había algo dentro de aquél bulto que era la caseta. Finalmente se aburrió y volvió a la pelea por hacerse un hueco ante la comida.
Este fue otro de esos momentos que se recuerdan y que creo que quedé aceptablemente plasmado en estas fotos.
