19 jun 2014

Hidrohide, el estreno: garcillas y garcetas

Especies
Egretta garzetta
Hirundo rustica
Bubulcus ibis

En el post anterior inicié la descripción de las sensaciones y las fotos obtenidas en mi primera experiencia en un hidrohide.

Al rato de estar en el agua, la piernas empiezan a cansarse, ya que la escasa profundidad hace que debas estar de rodillas o muy agachado. Y si estás frente a algún grupo de aves, no puedes hacer movimientos bruscos, por lo que la postura incómoda se prolonga durante muchos minutos.

De todos modos, en cuanto pude acercarme bastante a un par de garcetas comunes (Egretta garzetta) que descansaban tras su búsqueda de pececillos, cangrejos o tritones y gallipatos (anfibios urodelos, es decir, con cola), se me olvidaron las molestias. 



Esta proximidad me permitió hacer fotos que eran impensables para mi hace un mes. Muy cerca, pudiendo moverme para buscar el mejor ángulo y la luz adecuada, me resultó menos complicado de lo esperado conseguir algunas fotos bonitas.
Este individuo, además, me facilitó mucho las cosas al estar sobre una piedra y encontrarse totalmente enfrascado en el aseo.





Como todas las aves acuáticas, dedican mucho tiempo a encerarse las plumas para impermeabilizarlas (toman la cera con el pico de unas glándulas especiales, situadas bajo la cola, junto al ano).

Los fragmentos semisumergidos de una antigua valla metálica sirven de posadero a las golondrinas comunes (Hirundo rustica), a las que saludé con unos clicks mientras pasaba a su lado para dirigirme hacia lugares en los que se veía un buen número de otras especies que aún no había visto de cerca ni fotografiado.



Las garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) suelen descansar y alimentarse en los humedales. Mientras algunas acompañaban a un rebaño de ovejas que pastaba en las inmediaciones de la orilla (algunas se dejan llevar encaramadas al lomo de las ovejas), otras descansaban junto a las garcetas y también me permitieron fotografiarlas bien de cerca y a mi gusto. 
Para no hacer más largo y pesado este post, dejaré otras fotos y relatos para futuros posts que iré publicando en breve, ya que esos dos días de estreno en el hidrohide dieron bastante de sí.




Verdaderamente, es un goce enorme estar tan cerca de estas aves, observarlas con toda tranquilidad mientras se asean, descansan o pescan... o cuando sospechan de ese bulto sospechoso que tienen cerca y del que salen unos ruiditos extraños.
En una experiencia maravillosa disfrutar así de estos hermosos animales, o mejor aún, descubrir su belleza al tenerlos tan próximos.