Entre ellos, hay un grupito de golondrinas (Hirundo rustica) a las que les gusta descansar y asearse las plumas en las finas ramitas de los sauces, y que lo hacen a menudo.
Ya que estos individuos están habituados a la presencia humana, no es muy difícil acercarse a una cierta distancia, suficiente para fotografiarlas, aunque no en primeros planos.
Ayer decidí probar un acercamiento mayor, por ver si era posible hacer una foto un poco más cercana. Me arrastré muy lentamente, parando, avanzando un metro y volviendo a parar, mirando siempre a otro lado, hasta llegar a estar bastante cerca. Una vez pulsado el disparador un par de veces, dos de las golondrinas consideraron que me estaba acercando demasiado y se fueron. Pero la otra permaneció en su rama, mirándome muy atentamente, como si se debatiera entre la desconfianza y la curiosidad, hasta que decidió que no había peligro y prestó atencin a otras cosas, dejando que me aproximara aún más.
Gracias a esto, pude hacerle una secuencia de primeros planos en todas las posiciones posibles, mientras miraba de vez en cuando, ya sin mayor interés en mi persona ni en el ruido de la cámara.
Aquí se aprecia bien que se trata de un ejemplar joven, pues aún tiene las típicas "boqueras" de muchas aves jovencitas. De ahí su mayor permisividad ante mi presencia tan cercana.
