17 jul 2014

Monument Valley Navajo Tribal Park

Monument Valley es universalmente conocido como la zona en que se encuentran  los paisajes donde se rodaron numerosas películas del oeste, especialmente algunas de John Ford, que fue el director que hizo famoso esto paisajes del estado de Utah (otra vez Utah, qué maravilla).

Sin embargo, la carretera (Route 163) que lleva hasta el interior del parque es tal vez más conocida gracias a una escena de la película "Forrest Gump", en la que finalmente para de correr y decide volver a casa.



Monument Valley no es un parque nacional, ya que está gestionado directamente por el pueblo Navajo (una de las diversas prebendas que el gobierno de USA concede a los pueblos indios... seguramente para acallar su mala conciencia por la forma en que fueron tratados).
Por eso, la entrada en la zona principal del parque está controlada y hay que abonar unos 20 $ por persona.
Y son los propios navajos los que te llevan en unos antiguos autobuses totalmente desvencijados, con las ventanas cortadas (literalmente), para hacer el recorrido por los "monumentos".

Verdaderamente es impresionante. Un desierto rojo con formaciones que han resistido a la erosión de viento y agua durante millones de años, permaneciendo mientras todo a su alrededor se ha ido deshaciendo.


Los navajos llaman a estas afloraciones rocosas "monumentos", aunque geológicamente se denominan "mesas", ya que la parte superior suele ser plana.




 A muchas de estas formaciones los navajos les han dado nombre, en base a su parecido, más o menos razonable, con animales u objetos. Es sólo una táctica para potenciar el atractivo turístico del lugar... algo absurdo si uno observa el paisaje.

De todos modos, hubo una de esas mesas a las que llaman "el elefante" que desde una cierta posición guarda un parecido más que razonable, como puede apreciarse en la foto inferior.



En resumen, otro auténtico espectáculo de la naturaleza en la gran meseta del Colorado, en el estado de Utah, una lección de geología de zonas áridas y un recuerdo imborrable el paseo entre las mesas.